Olivia Stencel acaba de regresar de estudiar en Hong Kong y ahora está en la Universidad Heinrich Heine de Düsseldorf, investiga cómo pueden prevenir o causar la leucemia infantil los desencadenantes ambientales.
¿Qué despertó su interés por la investigación sobre el cáncer?
Desde que terminé el grado en biotecnología me han interesado las ciencias médicas, sobre todo la oncología. Es un tema fascinante. Es muy heterogéneo; cada cáncer es diferente, así que siempre tengo curiosidad por ver qué descubren los investigadores. Y cuanto más lo estudio, más me doy cuenta de cuántas vidas se ven afectadas por él. Durante mis prácticas en Hong Kong, trabajé en el cáncer de hígado y ahora estoy investigando la leucemia infantil.
¿Puede hablarnos de su investigación sobre la leucemia?
El proyecto en el que trabajo estudia los desencadenantes ambientales que protegen o causan la leucemia. La leucemia es hereditaria, pero normalmente se necesita un gen mutado y un segundo desencadenante para desarrollarla. En los países desarrollados, los casos de leucemia son mucho más frecuentes que en los países en vías de desarrollo. Se cree que esto podría estar relacionado con el hecho de vivir en un entorno más estéril.
Los niños que contraen una primera infección muy pronto tienen un sistema inmunitario fortalecido. Así que, cuando contraen una segunda infección, el sistema inmunitario está preparado para producir citocinas y combatir eficazmente la infección. Se cree que esta inmunidad entrenada a una edad temprana también puede ejercer una función protectora contra la leucemia.
En nuestro laboratorio utilizamos líneas celulares y ratones que tienen la mutación humana de la leucemia. A continuación, los exponemos a un virus para ver cómo reaccionan a sus infecciones primarias y secundarias y observar si el momento en el que se producen estas infecciones puede proteger o causar leucemia.
¿Le gustaría seguir trabajando en este campo después del máster?
Me gustaría seguir trabajando en oncología o quizá en la investigación con células madre, ya que se solapan un poco.
De momento estoy buscando proyectos de doctorado en Alemania, pero también me plantearía volver a irme al extranjero si el proyecto fuera el adecuado. Trabajar en el sector productivo también podría ser una buena opción, ya que tengo algo de experiencia. Durante mi primer año de máster, hice unas prácticas en el departamento de I+D de instrumentos de QIAGEN. Me lo pasé muy bien y disfruté de la mezcla de trabajo de oficina y laboratorio.
¿Por qué decidió estudiar en el extranjero y por qué se decantó por Hong Kong?
Siempre había querido vivir en el extranjero y estudiar es una forma estupenda de vivir esa experiencia. Escogí Hong Kong porque me gusta la fotografía. Hay muchos fotógrafos en Hong Kong y hay mucho que ver: la arquitectura increíble y el paisaje hicieron que me interesara por la ciudad. También fue relativamente fácil encontrar un laboratorio que investigara lo que me interesaba.
¿Cómo fue vivir y trabajar en el extranjero?
Fue una experiencia preciosa.
Disfruté de la intensidad de la vida urbana y de la diversidad del entorno, desde las bulliciosas calles hasta las vistas del océano y las montañas. Era fácil encontrar sitios interesantes y conocer gente nueva simplemente paseando. Era muy agradable porque todo el mundo hacía preguntas como «¿Has probado este restaurante? ¿Has visitado este sitio?». Fue genial recibir recomendaciones y era divertido compartir intereses y culturas diferentes.
El trabajo en el laboratorio era similar, pero la organización era un poco distinta. El campus universitario también era enorme y estaba repartido por toda la ciudad, así que al principio me intimidaba un poco. Es menos habitual encontrar extranjeros en un entorno laboral, así que a la gente le interesaba conocerme.
¿Cómo fue viajar durante una pandemia?
Conseguir un visado fue bastante estresante porque las oficinas estaban cerradas y, además, tuve que pasar tres semanas en cuarentena en un hotel cuando llegué. Tampoco pude viajar fuera de Hong Kong tanto como me hubiera gustado.
¿Qué consejo le daría a alguien que esté pensando en hacer un máster y unas prácticas en el extranjero?
Según mi experiencia, los estudios de máster son mucho más fáciles que los de grado. Puedes elegir lo que te interesa, explorar distintos temas y decidir qué es y qué no es para ti. Es genial entrar en el laboratorio y ver cómo funciona como un auténtico científico.
Sin duda, yo recomendaría unas prácticas en el extranjero. Primero, entra en Internet y busca proyectos que te interesen. Casi todos los laboratorios tienen una descripción de su investigación, publicaciones y una dirección de correo electrónico de contacto. La mayoría de los investigadores principales agradecen que te pongas en contacto directamente con el laboratorio y están abiertos a aceptar estudiantes, sobre todo si tienes tu propia financiación. Algunas universidades también tienen una oficina internacional con la que te puedes poner en contacto.
También recomendaría informarse de los trámites necesarios desde el principio para tenerlo todo listo cuando llegue el momento. Si participas en el programa Erasmus, tu universidad se encargará de algunos de estos trámites. Sin embargo, si decides ir más lejos, prepárate para hacer tú mismo la mayor parte de los preparativos. También puedes solicitar ayuda económica. Yo recibí financiación extra del gobierno alemán para los vuelos y una asignación mensual; eso me ayudó mucho.
Ha mencionado su interés por la fotografía, ¿qué otras aficiones tiene fuera del laboratorio?
Sí, empecé con la fotografía hará unos cuatro años. Me encanta visitar ciudades nuevas, buscar lugares interesantes a los que la mayoría de la gente no va y verlos desde una perspectiva diferente. También me gusta ir al gimnasio y dibujar para distraerme. Es genial tener una válvula de escape creativa. Cuando se trabaja en un laboratorio, se trabaja mucho con hojas de cálculo, organización y pensamiento lógico. Las aficiones creativas te ayudan a ver las cosas de otra manera, con más libertad y menos presión.